Entre los doce y los trece eres un niño, de acuerdo. Vives en el planeta de la piruleta, de acuerdo. Unos más que otros, también de acuerdo. Algunos despiertan pronto, otros todavía siguen ahí, y lo que les queda.
El despertar a la vida puede hacerse de muchas y varias maneras. Más pronto, más tarde, de repente, a trompicones, entre algodones…
Para los que descubrieron el mundo de la mano del Punk o del Rock o alguna de sus variantes, We are the best resultará un ameno paseo por el recuerdo de aquellos años vividos entre la niñez y la adolescencia.
Gratos recuerdos de infancia y juventud que nos descubrieron un camino sin retorno, pues para los que tenemos la suerte de adentrarnos en este mundo ya nada vuelve a ser igual.
Una cosmovisión musical de la que haremos bandera y que será nuestra senda a seguir en la vida.
Al ver esta pelicula he visto muchas de mis vivencias y descubrimientos tanto vitales como musicales, reflejados en cada escena. El deseo de montar una banda sin tener ni idea de música, el odio hacia el deporte, el tener que aguantar el desprecio de los tarados mentales a los que tenía que ver cada día en el colegio, la soledad, la búsqueda de amistad con aquellos afines a mi.
Ese trámite entre la niñez y la adolescencia que culmina con una sólida base de ideas y de ideales que ya nada ni nadie podrá cambiar, y del que nace un estilo de vida. Una actitud con la que combatir los errores del sistema , una toma de conciencia de la realidad, un caminar con paso firme y siempre siempre, con una banda sonora en tus oidos, y en tu corazón.
Punk attitude because We are the best
